45 minutos

Hola a todos/as.

Llegué a los cuarenta y cinco minutos allá por el mes de marzo, y actualmente miro ocasionalmente el sol quince minutos al anochecer. No he sufrido ningún tipo de molestia en los ojos. Mi vista es normal, con un poco de astigmatismo desde siempre, y, ahora, con la edad (casi 50), algo de prescibia. Lo normal: ni ha mejorado ni ha empeorado con la práctica. Pero en ese aspecto, desde el principio sentí que mis ojos se fortalecían, me permitía estar más tiempo leyendo, trabajando en el ordenador, etc. En resumen, que mi vista se cansa ahora mucho menos que antes.

No he dejado de comer. Nunca he sido vegetariano, pero como poca carne, apenas nada. Algo de pescado. Sigo teniendo hambre. Aunque a también es cierto que muchas veces como sin hambre, por pura rutina. Mi peso no ha variado significativamente.

He sido practicante de hatha yoga casi desde los veinte años. En este tiempo, apenas lo he practicado, y creo que la práctica de sungazing ha sido una especie de sustitución, más calmada, más relajada. Tan sólo de vez en cuando, al sentir un poco de rigidez en el cuerpo, hago una sesión (cada dos o tres meses). Practicaba pranayama (ejercicios suaves y poco avanzados), también, y ahora que ya no miro el sol tanto tiempo vuelvo a practicarlo, aunque los días que miro al sol quince minutos no necesito nada más.

En mi caso, sungazing, en lo relativo al organismo físico, he percibido que realmente aporta energía, serena, calmada, como la maduración de un vino en una bodega, sin prisas, sin urgencias, que no pide ser gastada.

En el plano mental también ha sido una especie de sustituto de la meditación, solo que también más reposado, como si el propio sol se encargara de "quemar" esos pensamientos que surgen, y siempre he acabado muy "limpio".

Y por último, lo más interesante para mí, aunque no sé muy bien cómo explicarlo. Ya allá por los diez o quince minutos de práctica comencé a percibirlo: lo defino -por definirlo de alguna forma- como una cierta disolución del yo. He leído algún testimonio similar que lo ha expresado mejor. Es como si mi psique se hubiera hecho más transparente, y las cosas, los avatares del día a día la atravesaran sin dejar huella. Como si el mundo fuera una especie de sueño sin sustancia en el que, por algún desconocido motivo -no quiero mencionar ni el destino, ni la divinidad, ni el karma, sino sólo lo que empíricamente percibo- estamos.

En fin, ha sido una buena experiencia, y seguiré mirando quince minutos al anochecer, porque lo considero una práctica beneficiosa. El día no lo perciba así, dejaré de hacerlo.

Un abrazo.

Gracias Feliciano, hermoso testimonio.

Un abrazo!

feliciano escribió:
Y por último, lo más interesante para mí, aunque no sé muy bien cómo explicarlo. Ya allá por los diez o quince minutos de práctica comencé a percibirlo: lo defino -por definirlo de alguna forma- como una cierta disolución del yo.

Me pasó lo mismo.
No sabía entonces de yogas, meditaciones, existencia del ego etc... pensé que se me estaba "parando el cerebro" tenía demasiada tranquilidad, me asusté, pasaba los días haciendo cálculos numéricos y memorísticos solo para probarme que todo esta Ok dentro de mi cabeza
Gracias Feliciano

Santos escribió:

feliciano escribió:
Y por último, lo más interesante para mí, aunque no sé muy bien cómo explicarlo. Ya allá por los diez o quince minutos de práctica comencé a percibirlo: lo defino -por definirlo de alguna forma- como una cierta disolución del yo.

Me pasó lo mismo.
No sabía entonces de yogas, meditaciones, existencia del ego etc... pensé que se me estaba "parando el cerebro" tenía demasiada tranquilidad, me asusté, pasaba los días haciendo cálculos numéricos y memorísticos solo para probarme que todo esta Ok dentro de mi cabeza
Gracias Feliciano

Si, la cabeza sigue funcionando bien. En mi caso lo que me ocurre es que me parece que casi funciona sola. Como si me desidentificara de lo que pienso y no perdiera mi energía en ello, al ver que no tiene demasiada importancia. A veces me parece observar a "feliciano" actuando en un mundo de actores donde todo no es sino una escena, alimentada toda ella por la energía del sol, que pasa a mi través y a través de todo lo que me rodea.

feliciano escribió:Hola a todos/as.

Llegué a los cuarenta y cinco minutos allá por el mes de marzo, y actualmente miro ocasionalmente el sol quince minutos al anochecer. No he sufrido ningún tipo de molestia en los ojos. Mi vista es normal, con un poco de astigmatismo desde siempre, y, ahora, con la edad (casi 50), algo de prescibia. Lo normal: ni ha mejorado ni ha empeorado con la práctica. Pero en ese aspecto, desde el principio sentí que mis ojos se fortalecían, me permitía estar más tiempo leyendo, trabajando en el ordenador, etc. En resumen, que mi vista se cansa ahora mucho menos que antes.

No he dejado de comer. Nunca he sido vegetariano, pero como poca carne, apenas nada. Algo de pescado. Sigo teniendo hambre. Aunque a también es cierto que muchas veces como sin hambre, por pura rutina. Mi peso no ha variado significativamente.

He sido practicante de hatha yoga casi desde los veinte años. En este tiempo, apenas lo he practicado, y creo que la práctica de sungazing ha sido una especie de sustitución, más calmada, más relajada. Tan sólo de vez en cuando, al sentir un poco de rigidez en el cuerpo, hago una sesión (cada dos o tres meses). Practicaba pranayama (ejercicios suaves y poco avanzados), también, y ahora que ya no miro el sol tanto tiempo vuelvo a practicarlo, aunque los días que miro al sol quince minutos no necesito nada más.

En mi caso, sungazing, en lo relativo al organismo físico, he percibido que realmente aporta energía, serena, calmada, como la maduración de un vino en una bodega, sin prisas, sin urgencias, que no pide ser gastada.

En el plano mental también ha sido una especie de sustituto de la meditación, solo que también más reposado, como si el propio sol se encargara de "quemar" esos pensamientos que surgen, y siempre he acabado muy "limpio".

Y por último, lo más interesante para mí, aunque no sé muy bien cómo explicarlo. Ya allá por los diez o quince minutos de práctica comencé a percibirlo: lo defino -por definirlo de alguna forma- como una cierta disolución del yo. He leído algún testimonio similar que lo ha expresado mejor. Es como si mi psique se hubiera hecho más transparente, y las cosas, los avatares del día a día la atravesaran sin dejar huella. Como si el mundo fuera una especie de sueño sin sustancia en el que, por algún desconocido motivo -no quiero mencionar ni el destino, ni la divinidad, ni el karma, sino sólo lo que empíricamente percibo- estamos.

En fin, ha sido una buena experiencia, y seguiré mirando quince minutos al anochecer, porque lo considero una práctica beneficiosa. El día no lo perciba así, dejaré de hacerlo.

Un abrazo.

Felicitaciones Feliciano, muchas gracias por compartir tus testimonios, yo estoy en los 25 minutos, también estoy experimentado casas muy buenas.
Saludos de luz para todos