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¿QUIERES SABER CÓMO DEJAR DE SER INFELIZ?
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¿QUIERES SABER CÓMO DEJAR DE SER INFELIZ?
¿QUIERES SABER CÓMO DEJAR DE SER INFELIZ?
En mi opinión, aún sigue siendo válida la idea que desarrollé en un artículo anterior en el que decía, más o menos, que ser feliz SIEMPRE es imposible porque le ponemos demasiadas condiciones y exigencias a la felicidad. No colaboramos mucho en eso de ser y considerarnos felices. Ponemos demasiadas pegas y tienen que pasarnos muchas cosas buenas y salir todas a nuestro gusto para que empecemos a sentir esa sensación.
También he escrito alguna vez sobre esa intención de alcanzar la felicidad sin encargarnos previamente de descubrir qué cosas nos causan infelicidad y sin deshacernos de ellas, que es algo imprescindible.
Uno puede ser feliz la mayor parte del tiempo –si no se tiene una noción excesiva o inalcanzable de la felicidad- y es mejor ser moderadamente feliz -o feliz a menudo- que mantenerse en la infelicidad por no ser siempre absolutamente feliz. Serlo es una utopía y no hay que frustrarse por no alcanzar las utopías.
Uno de los enemigos notables de la felicidad es la desdicha, o sea la desgracia o la suerte adversa. Generalmente son cosas inevitables que nos suceden. Cosas que sería mejor aceptar como parte ineludible de esto que llamamos vivir y, para que no nos afecten gravemente, sería muy conveniente mantener la distancia con ellas –cuando sea posible- y con sus efectos –siempre-.
La felicidad podría ser vista como la habilidad de saber poner la distancia necesaria y correcta entre lo que nos pasa y el efecto que permitimos que nos produzca. Todo lo que nos afecta se refleja como un estado de ánimo; sabiendo estar en una posición objetiva, libre de las influencias explosivas en los sentimientos, es posible escapar de su dominio.
Nos van a ocurrir cosas que podremos clasificar como desgracias, que son esas “situaciones que provocan dolor o pena”, incluso “infortunio”; nos conviene encontrar el sitio que nos parapete de su influjo para que no nos afecten en exceso los contratiempos o dificultades. Las cosas son las cosas y nosotros somos nosotros. Las cosas que nos pasan son cosas que pasarán y que no somos nosotros. Comprender esto nos evitará mucha infelicidad.
Saber quedarse a un lado, por encima, o dentro, va a conseguir que el efecto de los sucesos nos afecte en mayor o menor medida. A veces no es posible escapar completamente de su influjo, pero siempre, siempre, queda la opción de decidir cuánto permitimos que nos afecte. Es posible que ya sepas que me encanta la palabra preservar y su significado: “Proteger, resguardar a alguien o algo de algún daño o peligro”. Ponerse a salvo no es de cobardes, tal vez es de valientes.
La desdicha se puede presentar en nuestra vida sin invitación previa y sin pedir permiso. Saber cómo recibirla cuando se presente es una tarea personal que conviene tener hecha, por si llega el caso. Mientras menos libertad de afectarnos le demos a la infelicidad, más espacio estaremos dejando para la felicidad. O para la tranquilidad. O para la paz.
No hay que olvidar que la felicidad y la infelicidad son sentimientos personales que se miden y valoran desde dentro. Si uno tiene todos los elementos que aparentemente le podrían convertir en feliz pero él no lo siente de ese modo, no lo será. Si uno tiene todos los elementos que aparentemente le podrían convertir en infeliz pero él no permite que le afecten negativamente, no lo será. Tanto la felicidad como la infelicidad son personales e intransferibles: uno las disfruta o las sufre sin que otros puedan pasar por él esos estados.
Es un asunto de actitud y esto conviene tenerlo MUY CLARO. Uno no es víctima de lo que le ocurre sino de cómo interpreta y vive lo que le ocurre. Ya conocerás la frase: “Lo malo no es lo que te pasa, sino lo que tú haces con lo que te pasa”. Te recomiendo Y MUCHO que le dediques el tiempo que te requiera comprender e integrar esto. Te garantizo que si lo haces bien, la infelicidad desocupará su maléfico trono de poder y en su lugar podrás instalar un estado de ecuanimidad y sabiduría que te gustarán mucho.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
En mi opinión, aún sigue siendo válida la idea que desarrollé en un artículo anterior en el que decía, más o menos, que ser feliz SIEMPRE es imposible porque le ponemos demasiadas condiciones y exigencias a la felicidad. No colaboramos mucho en eso de ser y considerarnos felices. Ponemos demasiadas pegas y tienen que pasarnos muchas cosas buenas y salir todas a nuestro gusto para que empecemos a sentir esa sensación.
También he escrito alguna vez sobre esa intención de alcanzar la felicidad sin encargarnos previamente de descubrir qué cosas nos causan infelicidad y sin deshacernos de ellas, que es algo imprescindible.
Uno puede ser feliz la mayor parte del tiempo –si no se tiene una noción excesiva o inalcanzable de la felicidad- y es mejor ser moderadamente feliz -o feliz a menudo- que mantenerse en la infelicidad por no ser siempre absolutamente feliz. Serlo es una utopía y no hay que frustrarse por no alcanzar las utopías.
Uno de los enemigos notables de la felicidad es la desdicha, o sea la desgracia o la suerte adversa. Generalmente son cosas inevitables que nos suceden. Cosas que sería mejor aceptar como parte ineludible de esto que llamamos vivir y, para que no nos afecten gravemente, sería muy conveniente mantener la distancia con ellas –cuando sea posible- y con sus efectos –siempre-.
La felicidad podría ser vista como la habilidad de saber poner la distancia necesaria y correcta entre lo que nos pasa y el efecto que permitimos que nos produzca. Todo lo que nos afecta se refleja como un estado de ánimo; sabiendo estar en una posición objetiva, libre de las influencias explosivas en los sentimientos, es posible escapar de su dominio.
Nos van a ocurrir cosas que podremos clasificar como desgracias, que son esas “situaciones que provocan dolor o pena”, incluso “infortunio”; nos conviene encontrar el sitio que nos parapete de su influjo para que no nos afecten en exceso los contratiempos o dificultades. Las cosas son las cosas y nosotros somos nosotros. Las cosas que nos pasan son cosas que pasarán y que no somos nosotros. Comprender esto nos evitará mucha infelicidad.
Saber quedarse a un lado, por encima, o dentro, va a conseguir que el efecto de los sucesos nos afecte en mayor o menor medida. A veces no es posible escapar completamente de su influjo, pero siempre, siempre, queda la opción de decidir cuánto permitimos que nos afecte. Es posible que ya sepas que me encanta la palabra preservar y su significado: “Proteger, resguardar a alguien o algo de algún daño o peligro”. Ponerse a salvo no es de cobardes, tal vez es de valientes.
La desdicha se puede presentar en nuestra vida sin invitación previa y sin pedir permiso. Saber cómo recibirla cuando se presente es una tarea personal que conviene tener hecha, por si llega el caso. Mientras menos libertad de afectarnos le demos a la infelicidad, más espacio estaremos dejando para la felicidad. O para la tranquilidad. O para la paz.
No hay que olvidar que la felicidad y la infelicidad son sentimientos personales que se miden y valoran desde dentro. Si uno tiene todos los elementos que aparentemente le podrían convertir en feliz pero él no lo siente de ese modo, no lo será. Si uno tiene todos los elementos que aparentemente le podrían convertir en infeliz pero él no permite que le afecten negativamente, no lo será. Tanto la felicidad como la infelicidad son personales e intransferibles: uno las disfruta o las sufre sin que otros puedan pasar por él esos estados.
Es un asunto de actitud y esto conviene tenerlo MUY CLARO. Uno no es víctima de lo que le ocurre sino de cómo interpreta y vive lo que le ocurre. Ya conocerás la frase: “Lo malo no es lo que te pasa, sino lo que tú haces con lo que te pasa”. Te recomiendo Y MUCHO que le dediques el tiempo que te requiera comprender e integrar esto. Te garantizo que si lo haces bien, la infelicidad desocupará su maléfico trono de poder y en su lugar podrás instalar un estado de ecuanimidad y sabiduría que te gustarán mucho.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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Francisco de Sales- Cantidad de envíos : 1528
Fecha de inscripción : 15/12/2012

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