Sergio Lara

Sergio Lara
Ayer a las 17:38 ·
Cuando en una sociedad los ciegos eligen ser guiados por otros ciegos, el resultado es un viaje lleno de obstáculos, incertidumbre, traspiés e incluso caída libre. Los visionarios rara vez se convierten en faros que iluminan el camino, salvo el suyo propio, en tanto son tachados por esa misma sociedad miope como un peligro que amenaza la mirada cortoplacista en la que se siente cómoda
De esta forma las personas atrapadas en adicciones, como por ejemplo la bebida, creen encontrar salida en grupos de apoyo cuyo lema es que el alcohólico lo es para siempre, incluso aunque ya no consuma la sustancia, lo que en términos modernos le convierte en un enfermo asintomático que padece la afección pero no muestra sintomatología alguna. Esta creencia limitante deriva de la falta de indagación en las verdaderas y profundas causas que llevan a la persona a expresar esa situación, quedando atrapadas en un círculo que comparte la misma energía [similares traumas y condicionamientos] que el grupo no ha logrado trascender. La sóla idea de tomar como ejemplo a aquellos que sí lograron sanar e integrar las causas de su adicción, y que impulsan a descubrir la herida que subyace, frena en seco al participante que prefiere quedar atrapado en el victimismo culpando de su [antiguo] comportamiento a causas externas y ajenas, como pueden ser la pérdida de un empleo, una ruptura matrimonial, el estado del mundo, etc.
Otro ejemplo lo encontramos en víctimas de maltrato, que hartas de la situación buscan ayuda tanto en amigos como en asociaciones de víctimas, en los que la culpa de su posición siempre recae en la persona maltratadora, sin asumir la sufriente un ápice de responsabilidad; ignorantes y desconocedoras de cómo opera el patrón víctima-opresor, pilar fundamental de cualquier trabajo verdadero y honesto de sanación. De igual forma, bajo esa premisa resulta inviable tomar como ejemplo a las personas verdaderamente empoderadas, que superaron esa situación, y que invitan a abandonar la victimización; convirtiéndose en los nuevos enemigos, tachados de insensibles, ecpáticos e incluso opresores o cómplices del maltratador; expresando una vez más el victimismo que portan en su interior
En la actualidad y en plena crisis estructural, la victimización se manifiesta a través de un miedo profundo a la muerte y enfermedad. Son millones las personas que han quedado atrapadas en esa energía, temerosas no sólo de contagiarse sino de contagiar, y que desesperadamente esperan la ayuda de las mismos organismos que han propiciado la llegada y actuación de un supuesto agente agresor y que, por ende, se muestran incapaces de lidiar adecuadamente con él. Aquellas personas que no se han dejado arrastrar por el tsunami mediático, que no han caído en el engaño institucional, que no han cedido la responsabilidad de su salud a un sistema sanitario obsoleto, que tienen acceso a información de calidad, que se encuentran fuertes, mantienen la entereza y se hallan en equilibrio; no sólo No son considerados el faro que ilumina en tiempos de oscuridad, sino que deslumbran a aquellos que no desean salir del sueño de la inconsciencia y prefieren mantenerse en la pesadilla. Una vez más, aquel que ignora la verdadera fuente de la ausencia de temor por no haber transitado el camino, y aún atrapado en la cueva que sólo permite ver las sombras proyectadas que toma como realidad; tilda al sereno y afianzado de inconsciente, irresponsable, desconocedor y ajeno a la gravedad de los sucesos, incluso hasta culpable de ellos en cierto modo. Encuentra un enemigo en quien resulta la única salida al sufrimiento propio y ajeno, y queda atrapado en el victimismo perpetuando una sociedad profundamente victimizada en la que se mimetiza y disuelve
Expresamos, Manifestamos y Experimentamos aquello que nosotros mismos nos empeñamos en Creer
Sergio Lara