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¡CUÁNTAS COSAS PASAN EN UNA VIDA!
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¡CUÁNTAS COSAS PASAN EN UNA VIDA!
¡CUÁNTAS COSAS PASAN EN UNA VIDA!
En mi opinión, si me hubieran contado lo que iba a ser mi vida cuando tenía 10 o 15 años me hubiese resultado muy difícil de creer, incluso de imaginar. Me hubiese parecido imposible.
A uno le traen al mundo sin darle muchas explicaciones posteriores y le dejan que lo enfrente como pueda y que afronte la vida como le venga y sin suficientes conocimientos para hacerlo… y que aguante todos los avatares que le van a ocurrir, y todas las situaciones y conflictos que va a tener que resolver, y todos los sentimientos en los que va a naufragar, y todas las relaciones que tendrá, viviendo siempre como con una pierna fuera de su vida, sin saber en muchas ocasiones lo que le viene y sin conocer de dónde o por qué, y todo esto va a llevar a tomar decisiones –o a omitirlas- que van a ir configurando una vida. Vida que podría ser absolutamente distinta en función de tomar una decisión u otra. Todo sería distinto si uno hubiese crecido con otra familia, en otra ciudad, escogiera otros estudios o trabajo, se casara con uno o con otro, etc. Son estas decisiones las que van llevando la vida en una u otra dirección. En muchas ocasiones, de la decisión más aparentemente inocente surge un nuevo camino totalmente distinto del que se transitaba hasta entonces. Y cambia todo.
Un día cualquiera uno hace un resumen de lo que ha sido su vida hasta ese momento y de la visión de esos recuerdos puede proponerse una pregunta: “¿cómo he llegado hasta aquí?” o puede hacer que uno piense “¡en cuántos sitios he estado!”, “¡con cuánta gente he tratado!”, “¡cuántos sentimientos tan dispares he tenido!”… cada uno, en función de lo que es y ha sido su vida hasta ese momento, obtendrá una conclusión distinta en el balance pero con algo en común: la sorpresa por el resultado, que se dará en todos los casos.
Uno se asombra de cuántas cosas se acumulan en una vida, de tanto por lo que ha pasado; se suma a esto la aparición de cosas lejanas, algunas de las que se usan a menudo, y otras que estaban guardadas muy bien, casi olvidadas. Y asombra ver todo junto. Uno se ve en el recuerdo más antiguo que tenga, que puede ser real o estar en una foto, y se pregunta y se responde sin palabras al ver a aquel infante y ver a este otro -que es el mismo pero con más edad-, que aparece cada vez que se mira en el espejo. Uno se queda un segundo en la reflexión, porque no da tiempo a más, está esperando que aparezca el resto de la vida que también desea su trocito de protagonismo en ese repaso; sólo cabe –a veces- una idea: “¿qué he hecho con mi vida?” y si no lo impide un llanto, desgarrador o tenue, uno seguirá adelante porque da miedo quedarse un rato a reconocer los errores, el tiempo perdido, las cosas que no se hicieron porque el miedo se entrometió, las oportunidades perdidas, los silencios que tenían que haber sido diálogos, y entonces aparece un suceso de cuando sólo tenía 10 o 12 o 14 años, y ahí puede que todo se alargue porque aparezcan situaciones de esas duras que han marcado el resto de la vida, y uno siente una mezcla de sensaciones indefinidas, porque es un cóctel que contiene de todo: lágrimas de felicidad con penas de arrepentimiento con sonrisas que nacen espontáneamente al recordar a alguien con otras lágrimas que queman como si fuesen ácido.
Después se presentan los 20, los 30, los 40… y en todos ellos tu presencia es imprescindible, en todos estuviste, siempre haciendo algo, siempre rellenando tu vida hasta hoy. Muchas cosas en tu vida. Si te lo hubieran contado tal vez no lo hubieses creído.
Estos paseos por el pasado, a veces involuntarios, conviene hacerlos desde la serenidad y no mientras uno se hunde en el dolor, porque en el primer caso hay permiso para que se asome todo y en el segundo caso solamente aparecerá lo más funesto. A lo pasado hay que mirarlo desde una serena comprensión, sin auto-agresividad, desde una atalaya de serenidad desde la que uno ve lo que ha sido su vida hasta ahora y toma conciencia de que no lo puede cambiar como hecho histórico, porque es inamovible e innegable, pero, si es amable, si es comprensivo, se entenderá a sí mismo en la inexperiencia de antes y se dirá con sus propias palabras “¡Ánimo! ahora estás preparado para hacerlo mejor”. Y esto es lo conveniente.
A todos nos queda aún un tiempo por delante en el que hacer las cosas mejor, remediar las cosas del pasado que sean posibles, responsabilizarse concienzudamente para sacar la mejor versión personal, tomar decisiones -y llevarlas a cabo-, y revisar esas partes del carácter o de la personalidad que a uno no le satisfacen.
Uno no está condenado a repetir su pasado, así que puede mejorar o cambiar y acercarse mucho más a quien realmente le gustaría ser y de ese modo lograr que el próximo balance sea más positivo, que el Auto-concepto vaya mejorando, que la Autoestima suba unos cuantos puntos, que el Amor Propio viva su mejor momento, y que la felicidad se quede al lado más a menudo y durante más tiempo.
Como siempre… tú decides. Este es el mejor momento para hacerlo.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
Si le ha gustado este artículo ayúdeme a difundirlo compartiéndolo. Gracias.
En mi opinión, si me hubieran contado lo que iba a ser mi vida cuando tenía 10 o 15 años me hubiese resultado muy difícil de creer, incluso de imaginar. Me hubiese parecido imposible.
A uno le traen al mundo sin darle muchas explicaciones posteriores y le dejan que lo enfrente como pueda y que afronte la vida como le venga y sin suficientes conocimientos para hacerlo… y que aguante todos los avatares que le van a ocurrir, y todas las situaciones y conflictos que va a tener que resolver, y todos los sentimientos en los que va a naufragar, y todas las relaciones que tendrá, viviendo siempre como con una pierna fuera de su vida, sin saber en muchas ocasiones lo que le viene y sin conocer de dónde o por qué, y todo esto va a llevar a tomar decisiones –o a omitirlas- que van a ir configurando una vida. Vida que podría ser absolutamente distinta en función de tomar una decisión u otra. Todo sería distinto si uno hubiese crecido con otra familia, en otra ciudad, escogiera otros estudios o trabajo, se casara con uno o con otro, etc. Son estas decisiones las que van llevando la vida en una u otra dirección. En muchas ocasiones, de la decisión más aparentemente inocente surge un nuevo camino totalmente distinto del que se transitaba hasta entonces. Y cambia todo.
Un día cualquiera uno hace un resumen de lo que ha sido su vida hasta ese momento y de la visión de esos recuerdos puede proponerse una pregunta: “¿cómo he llegado hasta aquí?” o puede hacer que uno piense “¡en cuántos sitios he estado!”, “¡con cuánta gente he tratado!”, “¡cuántos sentimientos tan dispares he tenido!”… cada uno, en función de lo que es y ha sido su vida hasta ese momento, obtendrá una conclusión distinta en el balance pero con algo en común: la sorpresa por el resultado, que se dará en todos los casos.
Uno se asombra de cuántas cosas se acumulan en una vida, de tanto por lo que ha pasado; se suma a esto la aparición de cosas lejanas, algunas de las que se usan a menudo, y otras que estaban guardadas muy bien, casi olvidadas. Y asombra ver todo junto. Uno se ve en el recuerdo más antiguo que tenga, que puede ser real o estar en una foto, y se pregunta y se responde sin palabras al ver a aquel infante y ver a este otro -que es el mismo pero con más edad-, que aparece cada vez que se mira en el espejo. Uno se queda un segundo en la reflexión, porque no da tiempo a más, está esperando que aparezca el resto de la vida que también desea su trocito de protagonismo en ese repaso; sólo cabe –a veces- una idea: “¿qué he hecho con mi vida?” y si no lo impide un llanto, desgarrador o tenue, uno seguirá adelante porque da miedo quedarse un rato a reconocer los errores, el tiempo perdido, las cosas que no se hicieron porque el miedo se entrometió, las oportunidades perdidas, los silencios que tenían que haber sido diálogos, y entonces aparece un suceso de cuando sólo tenía 10 o 12 o 14 años, y ahí puede que todo se alargue porque aparezcan situaciones de esas duras que han marcado el resto de la vida, y uno siente una mezcla de sensaciones indefinidas, porque es un cóctel que contiene de todo: lágrimas de felicidad con penas de arrepentimiento con sonrisas que nacen espontáneamente al recordar a alguien con otras lágrimas que queman como si fuesen ácido.
Después se presentan los 20, los 30, los 40… y en todos ellos tu presencia es imprescindible, en todos estuviste, siempre haciendo algo, siempre rellenando tu vida hasta hoy. Muchas cosas en tu vida. Si te lo hubieran contado tal vez no lo hubieses creído.
Estos paseos por el pasado, a veces involuntarios, conviene hacerlos desde la serenidad y no mientras uno se hunde en el dolor, porque en el primer caso hay permiso para que se asome todo y en el segundo caso solamente aparecerá lo más funesto. A lo pasado hay que mirarlo desde una serena comprensión, sin auto-agresividad, desde una atalaya de serenidad desde la que uno ve lo que ha sido su vida hasta ahora y toma conciencia de que no lo puede cambiar como hecho histórico, porque es inamovible e innegable, pero, si es amable, si es comprensivo, se entenderá a sí mismo en la inexperiencia de antes y se dirá con sus propias palabras “¡Ánimo! ahora estás preparado para hacerlo mejor”. Y esto es lo conveniente.
A todos nos queda aún un tiempo por delante en el que hacer las cosas mejor, remediar las cosas del pasado que sean posibles, responsabilizarse concienzudamente para sacar la mejor versión personal, tomar decisiones -y llevarlas a cabo-, y revisar esas partes del carácter o de la personalidad que a uno no le satisfacen.
Uno no está condenado a repetir su pasado, así que puede mejorar o cambiar y acercarse mucho más a quien realmente le gustaría ser y de ese modo lograr que el próximo balance sea más positivo, que el Auto-concepto vaya mejorando, que la Autoestima suba unos cuantos puntos, que el Amor Propio viva su mejor momento, y que la felicidad se quede al lado más a menudo y durante más tiempo.
Como siempre… tú decides. Este es el mejor momento para hacerlo.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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Francisco de Sales- Cantidad de envíos : 1696
Fecha de inscripción : 15/12/2012
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