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CAPÍTULO 74 – LA PAZ
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CAPÍTULO 74 – LA PAZ
CAPÍTULO 74 – LA PAZ
Este es el capítulo 74 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL.
“No podrás llegar a la Paz si no descubres antes los obstáculos que te impiden llegar a ella. Tú llevas la Paz dentro. Descúbrela".
(Tony de Mello)
“La Paz no es la ausencia de guerra. Es una virtud, un estado de la mente, una disposición a la benevolencia, la confianza y la justicia”.
(Baruch Espinoza)
“Mientras más Paz albergues en ti, mayor será tu fortaleza”.
(Pedro Pantoja Santiago)
“No dejes que el comportamiento de los demás destruya tu Paz interior”.
“La Paz interior comienza cuando eliges no permitir
que otra persona o evento controle tus emociones”.
“Que la Paz te guíe cuando el tiempo de no ser tú mismo rompa su silencio, dejes de ser el personaje y tengas que SER de verdad”.
“Si no estamos en Paz con nosotros mismos,
no podemos guiar a otros en la búsqueda de la Paz”.
(Confucio)
“La Paz interior y la salud son los mayores bienes que podemos tener”.
“Si quieres la Paz, no hablas con tus amigos. Hablas con tus enemigos”.
(Moshe Dayan)
“Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en Paz, estás viviendo el presente”.
(Lao Tzu)
El motivo de todo el trabajo de Descubrirse no es otro más que llegar a la Paz. La PAZ.
Desde que uno comienza el Proceso de Desarrollo Personal, lo que más busca y valora es aproximarse a un estado de no violencia para consigo mismo, un estado de no recriminación constante, de no exigencia continua, de no luchar siempre… un estado en que aceptar sin rendición, comprender sin analizar, sentir sin pensar.
La Paz no es simplemente la armonía, porque sin conflicto es más pacífico pero más lento el Descubrimiento, y la armonía es tranquilidad, pero no Paz.
La Paz no es aguantar lo que te echen encima los otros sin protestar, porque eso es indiferencia, pero no Paz.
La Paz no es agachar la cabeza y recibir con resignación, porque eso es sumisión, pero no Paz.
La Paz no es estar quieto, impávido, insensible, muerto, porque eso es no vivir, pero no Paz.
La Paz no es callar, arrancarse los sentimientos, eliminar los sufrimientos e interiorizar todo lo que pase, para que quede a la vista una imagen de persona inalterable e inalterada, porque eso es anularse, pero no Paz.
La Paz es saber que tras cada respiración hay un motivo y que se sigue respirando aún a pesar de no estar pendiente de ello.
La Paz es confiar en un Dios que se preocupa de un modo muy especial por cada uno de sus hijos, y que es sabio, muy sabio.
La Paz es saber que tras cada noche llega un nuevo día, y que eso pasará siempre mientras estemos en esta vida.
La Paz es una sensación, plácida e indefinida, en que uno se siente en un punto de espera y esperanza, confiando en que la vida va llegando y va pasando, y que la prisa no acelera las horas, ni adelanta las cosas que han de llegar en otro momento.
La Paz es poder mirar al infinito sin preocupación, sin dudas, sin urgencias, sin temor, sin enemigos interiores, sin resentimientos.
La Paz es un hilo que me une a todo y hace que todo y Uno sea lo mismo.
La Paz es una calma en el alma, una confidencia del espíritu, una tranquilidad profunda, una sensación íntima que va creciendo a diario.
Pero la Paz no se conquista por la fuerza, ni con lucha, ni con urgencia, ni con la cabeza… la Paz necesita Paz para expresarse, un terreno abonado de silencios, una comprensión sincera sin prejuicios ni ideologías, una renuncia a los conflictos, sabes desdramatizar, gozar de un corazón claro…
Quizás la Paz nazca en la conciencia y su padre sea el Amor, porque no hay Paz sin amor, ni amor sin conciencia.
Lo que sí es cierto es que la Paz es un premio al que pueden acceder todos los que están en el Camino; que la Paz es como una cima desde la que se puede ver todo desde otra comprensión y otra clemencia; que la Paz no sucumbe a los estados de ánimo variables, ni a los conflictos diarios, ni a las dudas externas.
Aunque durante un tiempo no se sienta su presencia, está allí, al fondo, riéndose de las confusiones momentáneas por las que atravesamos, sin sentirse molesta por haber sido desplazada por un momento; la Paz -y término ya con tanta metáfora- es la reconciliación y la vuelta a la amistad y a la concordia con el Ser que desde dentro nos reclama.
FILOSOFANDO UN POCO SOBRE LA PAZ
La Paz, tu Paz, es un asunto tuyo. No es algo que tenga que depender de los otros ni conviene que los otros tengan el poder de hacer que la pierdas.
Es una filosofía, un estado que hay que preservar de los sucesos exteriores o de cualquier persona que la pueda alterar.
Es una responsabilidad personal.
Es la base sobre la que asentar nuestra estabilidad personal y emocional.
Así que la Paz tiene suficiente poder como para le dediquemos toda la atención y el esfuerzo que nos requiera.
Se dice que “lo único que merece una guerra es poder alcanzar la Paz”. Y esto cada uno puede interpretarlo como quiera.
Yo lo entiendo como que merece cualquier sacrificio –aunque sea sacrificar cosas que hacemos e incluso personas-. JAMÁS PODRÁS ALCANZAR LA PAZ SI ANTES NO ELIMINAS LAS COSAS QUE TE IMPIDEN ALCANZAR LA PAZ.
¿QUÉ ME IMPIDE SENTIRME EN PAZ?
Esta es una buena pregunta que se merece una buena respuesta.
En una auto-observación consciente, uno puede darse cuenta -al sentirse hostil o intranquilo- de cuál es el origen de ese estado, qué lo ha provocado, qué ha hecho que uno pase de un estado apacible a un estado de inquietud.
Y entonces tiene que trabajar para modificar esa reacción inconsciente.
Tendrá que revisar qué le hace manifestarse así, explotar de tal modo que es capaz de arrasar la Paz.
He comprobado que las personas que comienzan este Proceso tienen diferentes razones que les llevan al inicio, pero hay algo en común en casi todas las respuestas: están equivocadas.
Cada persona llama de un modo distinto a lo que CREE que busca: Ser mejor persona, Felicidad, Conocimientos, la Iluminación, etc.
No es cierto.
Cada uno lo puede llamar como quiera, pero más adelante se dará cuenta de que lo busca es estar en Paz. Y no sólo en Paz con el entorno, con la gente que le rodea, con el mundo y la vida, sino que la verdadera Paz que busca es… la Paz consigo mismo.
La Paz es la ausencia de auto-reproches, de una enemistad que se alarga ya mucho tiempo, de auto-exigencias y auto-críticas, de menosprecios. “La vida es conciliar contradicciones”, dijo Guy Braekman.
Somos contradictorios, inseguros, absurdos, inestables, a veces paradójicos, algo pesimistas, no siempre objetivos… pero tenemos que convivir con nosotros y nuestras circunstancias y el cúmulo de errores que llevamos encima y los miedos y los sentimientos…
Tenemos que sobreponernos a todo eso y seguir manteniendo una relación cordial con nosotros mismos… a pesar de todo lo anterior.
Y eso sólo se consigue logrando que el Amor Propio y la Paz estén por encima de todo ello.
Uno ha de estar por encima de lo que le pasa en cada momento, preservarse de cualquier cosa que pueda afectar a una relación de Paz consigo mismo, comprendiendo que uno es permanente y lo que le ocurre es pasajero y circunstancial.
Esa hermosa relación con todo lo que va pasando y su aceptación sin que menoscabe el equilibrio sereno, permite que se vaya consolidando nuestra Paz y deje de ser un destello fugaz para confirmarse como un estado permanente.
No hablo de pasotismo, de irresponsabilidad, de evitación o negación, sino de una comprensión rotunda, que esté por encima de cualquier circunstancia, para entender que la Paz es el objetivo.
La Paz del Alma.
ATENCIÓN
“Si quieres la Paz, no hablas con tus amigos. Hablas con tus enemigos”, dijo, con razón, Moshe Dayan. Si quieres la Paz tienes que hablar con quien se opone a ella, con quien te la está quitando, con quien no deja que se instale con tranquilidad y perpetuidad. De nada te sirve quedarte en ti, y pasarte a ti mismo la queja de que no estás en Paz.
NO BUSQUES CONSUELO Y BUSCA SOLUCIONES.
Averigua qué es lo que te impide estar en Paz y deshazte de ello.
Averigua dónde nace y por qué se perpetúa tu estado de no Paz, y haz todo lo que sea necesario para allanar el camino para que la Paz se reinstale de nuevo en ti.
DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL
La Paz, además de todo lo expuesto, es una ausencia de deseos.
En el mundo del alma no existen intereses, eso no existe en su vocabulario.
Los deseos son terrenales, y cualquier deseo que se satisfaga quedará aquí el día que toque dejar de vivir, por eso no es capaz de entender la cantidad de preocupaciones, trabajos y sufrimientos que provoca conseguir cosas que no tienen ningún valor más allá de la satisfacción del ego o de los sueños que no son reales sino especulativos.
El alma busca sentirse en Paz, porque es su estado natural, y cualquier otro estado es de alteración, de confusión, de ruido, de descentramiento.
Si el ser humano fuera capaz de ser comedido y atinado en sus aspiraciones, viviría más tiempo en la Paz, que es un estado casi divino.
“La Paz os dejo, mi Paz os doy”, dijo Él.
RESUMIENDO
Lo llames como lo llames, lo único que buscarás a lo largo de tu Camino espiritual es la Paz: estar en Paz contigo mismo, con el resto de la humanidad, y con tu conciencia; cuando te acuestes cada noche, cuando hagas balance de tu vida, cuando mires al pasado o al futuro, cuando estés a solas con tus pensamientos... Sólo cuando te sientas en Paz te darás cuenta de que eso es lo que buscabas.
Francisco de Sales
Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí:
http://buscandome.es/index.php/board,88.0.html
Este es el capítulo 74 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL Y ESPIRITUAL.
“No podrás llegar a la Paz si no descubres antes los obstáculos que te impiden llegar a ella. Tú llevas la Paz dentro. Descúbrela".
(Tony de Mello)
“La Paz no es la ausencia de guerra. Es una virtud, un estado de la mente, una disposición a la benevolencia, la confianza y la justicia”.
(Baruch Espinoza)
“Mientras más Paz albergues en ti, mayor será tu fortaleza”.
(Pedro Pantoja Santiago)
“No dejes que el comportamiento de los demás destruya tu Paz interior”.
“La Paz interior comienza cuando eliges no permitir
que otra persona o evento controle tus emociones”.
“Que la Paz te guíe cuando el tiempo de no ser tú mismo rompa su silencio, dejes de ser el personaje y tengas que SER de verdad”.
“Si no estamos en Paz con nosotros mismos,
no podemos guiar a otros en la búsqueda de la Paz”.
(Confucio)
“La Paz interior y la salud son los mayores bienes que podemos tener”.
“Si quieres la Paz, no hablas con tus amigos. Hablas con tus enemigos”.
(Moshe Dayan)
“Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en Paz, estás viviendo el presente”.
(Lao Tzu)
El motivo de todo el trabajo de Descubrirse no es otro más que llegar a la Paz. La PAZ.
Desde que uno comienza el Proceso de Desarrollo Personal, lo que más busca y valora es aproximarse a un estado de no violencia para consigo mismo, un estado de no recriminación constante, de no exigencia continua, de no luchar siempre… un estado en que aceptar sin rendición, comprender sin analizar, sentir sin pensar.
La Paz no es simplemente la armonía, porque sin conflicto es más pacífico pero más lento el Descubrimiento, y la armonía es tranquilidad, pero no Paz.
La Paz no es aguantar lo que te echen encima los otros sin protestar, porque eso es indiferencia, pero no Paz.
La Paz no es agachar la cabeza y recibir con resignación, porque eso es sumisión, pero no Paz.
La Paz no es estar quieto, impávido, insensible, muerto, porque eso es no vivir, pero no Paz.
La Paz no es callar, arrancarse los sentimientos, eliminar los sufrimientos e interiorizar todo lo que pase, para que quede a la vista una imagen de persona inalterable e inalterada, porque eso es anularse, pero no Paz.
La Paz es saber que tras cada respiración hay un motivo y que se sigue respirando aún a pesar de no estar pendiente de ello.
La Paz es confiar en un Dios que se preocupa de un modo muy especial por cada uno de sus hijos, y que es sabio, muy sabio.
La Paz es saber que tras cada noche llega un nuevo día, y que eso pasará siempre mientras estemos en esta vida.
La Paz es una sensación, plácida e indefinida, en que uno se siente en un punto de espera y esperanza, confiando en que la vida va llegando y va pasando, y que la prisa no acelera las horas, ni adelanta las cosas que han de llegar en otro momento.
La Paz es poder mirar al infinito sin preocupación, sin dudas, sin urgencias, sin temor, sin enemigos interiores, sin resentimientos.
La Paz es un hilo que me une a todo y hace que todo y Uno sea lo mismo.
La Paz es una calma en el alma, una confidencia del espíritu, una tranquilidad profunda, una sensación íntima que va creciendo a diario.
Pero la Paz no se conquista por la fuerza, ni con lucha, ni con urgencia, ni con la cabeza… la Paz necesita Paz para expresarse, un terreno abonado de silencios, una comprensión sincera sin prejuicios ni ideologías, una renuncia a los conflictos, sabes desdramatizar, gozar de un corazón claro…
Quizás la Paz nazca en la conciencia y su padre sea el Amor, porque no hay Paz sin amor, ni amor sin conciencia.
Lo que sí es cierto es que la Paz es un premio al que pueden acceder todos los que están en el Camino; que la Paz es como una cima desde la que se puede ver todo desde otra comprensión y otra clemencia; que la Paz no sucumbe a los estados de ánimo variables, ni a los conflictos diarios, ni a las dudas externas.
Aunque durante un tiempo no se sienta su presencia, está allí, al fondo, riéndose de las confusiones momentáneas por las que atravesamos, sin sentirse molesta por haber sido desplazada por un momento; la Paz -y término ya con tanta metáfora- es la reconciliación y la vuelta a la amistad y a la concordia con el Ser que desde dentro nos reclama.
FILOSOFANDO UN POCO SOBRE LA PAZ
La Paz, tu Paz, es un asunto tuyo. No es algo que tenga que depender de los otros ni conviene que los otros tengan el poder de hacer que la pierdas.
Es una filosofía, un estado que hay que preservar de los sucesos exteriores o de cualquier persona que la pueda alterar.
Es una responsabilidad personal.
Es la base sobre la que asentar nuestra estabilidad personal y emocional.
Así que la Paz tiene suficiente poder como para le dediquemos toda la atención y el esfuerzo que nos requiera.
Se dice que “lo único que merece una guerra es poder alcanzar la Paz”. Y esto cada uno puede interpretarlo como quiera.
Yo lo entiendo como que merece cualquier sacrificio –aunque sea sacrificar cosas que hacemos e incluso personas-. JAMÁS PODRÁS ALCANZAR LA PAZ SI ANTES NO ELIMINAS LAS COSAS QUE TE IMPIDEN ALCANZAR LA PAZ.
¿QUÉ ME IMPIDE SENTIRME EN PAZ?
Esta es una buena pregunta que se merece una buena respuesta.
En una auto-observación consciente, uno puede darse cuenta -al sentirse hostil o intranquilo- de cuál es el origen de ese estado, qué lo ha provocado, qué ha hecho que uno pase de un estado apacible a un estado de inquietud.
Y entonces tiene que trabajar para modificar esa reacción inconsciente.
Tendrá que revisar qué le hace manifestarse así, explotar de tal modo que es capaz de arrasar la Paz.
He comprobado que las personas que comienzan este Proceso tienen diferentes razones que les llevan al inicio, pero hay algo en común en casi todas las respuestas: están equivocadas.
Cada persona llama de un modo distinto a lo que CREE que busca: Ser mejor persona, Felicidad, Conocimientos, la Iluminación, etc.
No es cierto.
Cada uno lo puede llamar como quiera, pero más adelante se dará cuenta de que lo busca es estar en Paz. Y no sólo en Paz con el entorno, con la gente que le rodea, con el mundo y la vida, sino que la verdadera Paz que busca es… la Paz consigo mismo.
La Paz es la ausencia de auto-reproches, de una enemistad que se alarga ya mucho tiempo, de auto-exigencias y auto-críticas, de menosprecios. “La vida es conciliar contradicciones”, dijo Guy Braekman.
Somos contradictorios, inseguros, absurdos, inestables, a veces paradójicos, algo pesimistas, no siempre objetivos… pero tenemos que convivir con nosotros y nuestras circunstancias y el cúmulo de errores que llevamos encima y los miedos y los sentimientos…
Tenemos que sobreponernos a todo eso y seguir manteniendo una relación cordial con nosotros mismos… a pesar de todo lo anterior.
Y eso sólo se consigue logrando que el Amor Propio y la Paz estén por encima de todo ello.
Uno ha de estar por encima de lo que le pasa en cada momento, preservarse de cualquier cosa que pueda afectar a una relación de Paz consigo mismo, comprendiendo que uno es permanente y lo que le ocurre es pasajero y circunstancial.
Esa hermosa relación con todo lo que va pasando y su aceptación sin que menoscabe el equilibrio sereno, permite que se vaya consolidando nuestra Paz y deje de ser un destello fugaz para confirmarse como un estado permanente.
No hablo de pasotismo, de irresponsabilidad, de evitación o negación, sino de una comprensión rotunda, que esté por encima de cualquier circunstancia, para entender que la Paz es el objetivo.
La Paz del Alma.
ATENCIÓN
“Si quieres la Paz, no hablas con tus amigos. Hablas con tus enemigos”, dijo, con razón, Moshe Dayan. Si quieres la Paz tienes que hablar con quien se opone a ella, con quien te la está quitando, con quien no deja que se instale con tranquilidad y perpetuidad. De nada te sirve quedarte en ti, y pasarte a ti mismo la queja de que no estás en Paz.
NO BUSQUES CONSUELO Y BUSCA SOLUCIONES.
Averigua qué es lo que te impide estar en Paz y deshazte de ello.
Averigua dónde nace y por qué se perpetúa tu estado de no Paz, y haz todo lo que sea necesario para allanar el camino para que la Paz se reinstale de nuevo en ti.
DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL
La Paz, además de todo lo expuesto, es una ausencia de deseos.
En el mundo del alma no existen intereses, eso no existe en su vocabulario.
Los deseos son terrenales, y cualquier deseo que se satisfaga quedará aquí el día que toque dejar de vivir, por eso no es capaz de entender la cantidad de preocupaciones, trabajos y sufrimientos que provoca conseguir cosas que no tienen ningún valor más allá de la satisfacción del ego o de los sueños que no son reales sino especulativos.
El alma busca sentirse en Paz, porque es su estado natural, y cualquier otro estado es de alteración, de confusión, de ruido, de descentramiento.
Si el ser humano fuera capaz de ser comedido y atinado en sus aspiraciones, viviría más tiempo en la Paz, que es un estado casi divino.
“La Paz os dejo, mi Paz os doy”, dijo Él.
RESUMIENDO
Lo llames como lo llames, lo único que buscarás a lo largo de tu Camino espiritual es la Paz: estar en Paz contigo mismo, con el resto de la humanidad, y con tu conciencia; cuando te acuestes cada noche, cuando hagas balance de tu vida, cuando mires al pasado o al futuro, cuando estés a solas con tus pensamientos... Sólo cuando te sientas en Paz te darás cuenta de que eso es lo que buscabas.
Francisco de Sales
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Fecha de inscripción : 15/12/2012
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