Últimos temas
¿Quién está en línea?
En total hay 34 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 34 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 392 durante el Jue 18 Oct 2012 - 7:22
Conectarse
Buscar
YO SOY MI ENEMIGO
Página 1 de 1.
YO SOY MI ENEMIGO
YO SOY MI ENEMIGO
En mi opinión, casi todas las personas disponemos de la capacidad –no siempre positiva- de ser auto-exigentes –y en demasiadas ocasiones, excesiva e injustamente exigentes-, auto-controladores, inquisidores, y jueces que se aplican una ley personal que no siempre es justa.
Tenemos tendencia –muy condescendiente o caritativa- a ser comprensivos con las faltas leves de los otros –las mismas que en nosotros nos parecen imperdonables-, a entender en los otros los pequeños errores –“¡qué se le va a hacer… somos humanos!”, decimos como razón-, y a comprender que las cosas no siempre salen al gusto de cada uno y hay que aceptarlo así –eso cuando se refiere a los otros, porque cuando se refiere a uno mismo no se opina igual-.
En cambio… cuando se trata de uno mismo… las cosas cambian. Entonces uno se despoja de la cara angelical, de la pose comprensiva, de la caridad con el prójimo, se aleja del buenismo, se olvida de la benevolencia, esconde la tolerancia, y se queda a solas consigo mismo preparado para iniciar una batalla desigual en las que ya hay un perdedor vaticinado: Uno Mismo.
La auto-exigencia es desproporcionada en muchas ocasiones.
Uno se olvida que no es Dios, que es un simple mortal con sus correspondientes fallos, y se olvida de que no ha sido preparado para esta tarea cotidiana –pero excepcional- que es vivir todos los días.
Esa excesiva y agresiva auto-exigencia predispone inevitablemente para el conflicto.
Esa tensión previa no propicia un buen diálogo. Hay una indisposición al diálogo de igual a igual, a la relación cordial y amorosa. Uno se siente frente a sí mismo acobardado, esperando de dónde va a venir el palo o la reprimenda.
No hay unos brazos abiertos incondicionalmente deseando convertirse en un abrazo infinito que se acoja a sí mismo, no hay una amabilidad sin condicionar, no hay una sonrisa esperando contagiar a esa parte nuestra que no termina de ser de nuestro agrado. Lo que hay es una cara adusta, como malhumorada, un juez injusto.
Y, en realidad, para una buena relación con uno mismo, para dejar de ser el propio enemigo, lo que se necesita es lo opuesto porque es lo positivo.
Se necesita una incansable e interminable capacidad de comprensión hacia los “errores” y los “defectos” propios, que en realidad son oportunidades de mejoramiento no bien exploradas.
Se necesita una predisposición a acogerse a uno mismo en todas las actitudes, en todas las circunstancias, en todos los momentos, siempre, pase lo que pase, porque uno ha de estar siempre dispuesto a aceptarse y ampararse, a auxiliarse y acogerse. Lo único que realmente tenemos es a nosotros mismos. Este que nos acompaña desde que nacimos y va a seguir estando a nuestro lado hasta el final.
Se necesita un amor incondicional, tal como se puede querer a una madre o a un hijo.
Y es conveniente evitar cualquier cosa que pueda enturbiar la relación consigo mismo.
Se necesita rebajar las tensiones y las pretensiones. La pretensión excesiva de perfección crea nerviosismo y predispone a actuar de un modo no natural, inquieto e inquietante.
Uno ha de aceptar cualquier cosa que venga de sí, y entender que no ha sido preparado para afrontar con éxito o acierto todo lo que se va presentando en la vida.
Se necesita AMOR, con mayúsculas, AMOR PROPIO, AMOR hacia uno mismo, a este Ser que somos, a este cúmulo de virtudes y cualidades sin terminar de desarrollar, a esta persona que necesita más amigos que enemigos.
Y necesita, menos aún, que uno sea su propio y más encarnizado enemigo.
Y ahora te pregunto… ¿Estás dispuesto a darte todo lo que necesitas?
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo.
(Más artículos en http://buscandome.es/index.php?action=forum)
En mi opinión, casi todas las personas disponemos de la capacidad –no siempre positiva- de ser auto-exigentes –y en demasiadas ocasiones, excesiva e injustamente exigentes-, auto-controladores, inquisidores, y jueces que se aplican una ley personal que no siempre es justa.
Tenemos tendencia –muy condescendiente o caritativa- a ser comprensivos con las faltas leves de los otros –las mismas que en nosotros nos parecen imperdonables-, a entender en los otros los pequeños errores –“¡qué se le va a hacer… somos humanos!”, decimos como razón-, y a comprender que las cosas no siempre salen al gusto de cada uno y hay que aceptarlo así –eso cuando se refiere a los otros, porque cuando se refiere a uno mismo no se opina igual-.
En cambio… cuando se trata de uno mismo… las cosas cambian. Entonces uno se despoja de la cara angelical, de la pose comprensiva, de la caridad con el prójimo, se aleja del buenismo, se olvida de la benevolencia, esconde la tolerancia, y se queda a solas consigo mismo preparado para iniciar una batalla desigual en las que ya hay un perdedor vaticinado: Uno Mismo.
La auto-exigencia es desproporcionada en muchas ocasiones.
Uno se olvida que no es Dios, que es un simple mortal con sus correspondientes fallos, y se olvida de que no ha sido preparado para esta tarea cotidiana –pero excepcional- que es vivir todos los días.
Esa excesiva y agresiva auto-exigencia predispone inevitablemente para el conflicto.
Esa tensión previa no propicia un buen diálogo. Hay una indisposición al diálogo de igual a igual, a la relación cordial y amorosa. Uno se siente frente a sí mismo acobardado, esperando de dónde va a venir el palo o la reprimenda.
No hay unos brazos abiertos incondicionalmente deseando convertirse en un abrazo infinito que se acoja a sí mismo, no hay una amabilidad sin condicionar, no hay una sonrisa esperando contagiar a esa parte nuestra que no termina de ser de nuestro agrado. Lo que hay es una cara adusta, como malhumorada, un juez injusto.
Y, en realidad, para una buena relación con uno mismo, para dejar de ser el propio enemigo, lo que se necesita es lo opuesto porque es lo positivo.
Se necesita una incansable e interminable capacidad de comprensión hacia los “errores” y los “defectos” propios, que en realidad son oportunidades de mejoramiento no bien exploradas.
Se necesita una predisposición a acogerse a uno mismo en todas las actitudes, en todas las circunstancias, en todos los momentos, siempre, pase lo que pase, porque uno ha de estar siempre dispuesto a aceptarse y ampararse, a auxiliarse y acogerse. Lo único que realmente tenemos es a nosotros mismos. Este que nos acompaña desde que nacimos y va a seguir estando a nuestro lado hasta el final.
Se necesita un amor incondicional, tal como se puede querer a una madre o a un hijo.
Y es conveniente evitar cualquier cosa que pueda enturbiar la relación consigo mismo.
Se necesita rebajar las tensiones y las pretensiones. La pretensión excesiva de perfección crea nerviosismo y predispone a actuar de un modo no natural, inquieto e inquietante.
Uno ha de aceptar cualquier cosa que venga de sí, y entender que no ha sido preparado para afrontar con éxito o acierto todo lo que se va presentando en la vida.
Se necesita AMOR, con mayúsculas, AMOR PROPIO, AMOR hacia uno mismo, a este Ser que somos, a este cúmulo de virtudes y cualidades sin terminar de desarrollar, a esta persona que necesita más amigos que enemigos.
Y necesita, menos aún, que uno sea su propio y más encarnizado enemigo.
Y ahora te pregunto… ¿Estás dispuesto a darte todo lo que necesitas?
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo.
(Más artículos en http://buscandome.es/index.php?action=forum)
Francisco de Sales- Cantidad de envíos : 1674
Fecha de inscripción : 15/12/2012
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|
Vie 16 Feb 2024 - 7:11 por Francisco de Sales
» SUFRIMOS MUCHO E INNECESARIAMENTE.
Lun 5 Feb 2024 - 18:18 por Francisco de Sales
» ES CONVENIENTE QUE TENGAS CLARO QUÉ ES PARA TI LA FELICIDAD Y QUÉ ES TRIUNFAR.
Jue 25 Ene 2024 - 18:15 por Francisco de Sales
» RESPETA Y EXIGE QUE TE RESPETEN.
Lun 22 Ene 2024 - 16:59 por Francisco de Sales
» ANTES Y DESPUÉS: LA MUERTE Y LA VIDA.
Jue 18 Ene 2024 - 17:44 por Francisco de Sales
» CADA DÍA ME HE ALEJADO MÁS DE MÍ
Lun 15 Ene 2024 - 4:14 por Francisco de Sales
» NO PERMITAS QUE NADA NI NADIE TE HAGA DAÑO.
Mar 9 Ene 2024 - 21:47 por Francisco de Sales
» CON UNA AUTOAFIRMACIÓN CONSTANTE SE CONSTRUYE UNA AUTOESTIMA SÓLIDA.
Vie 5 Ene 2024 - 16:51 por Francisco de Sales
» DEJARSE ENCONTRAR POR DIOS.
Mar 2 Ene 2024 - 17:58 por Francisco de Sales
» SI YO HUBIERA…
Jue 28 Dic 2023 - 15:44 por Francisco de Sales
» CÓMO CONTROLAR LA MENTE.
Dom 24 Dic 2023 - 19:44 por Francisco de Sales
» LA INTROSPECCIÓN ES OBLIGATORIA EN LOS PROCESOS DE DESARROLLO PERSONAL.
Jue 21 Dic 2023 - 17:34 por Francisco de Sales
» HE COMETIDO EL PEOR DE LOS ERRORES: NO HE SIDO FELIZ.
Mar 19 Dic 2023 - 16:48 por Francisco de Sales
» DI ADIÓS A LO QUE NUNCA SERÁS.
Dom 17 Dic 2023 - 17:40 por Francisco de Sales
» CÓMO ES LA VIDA VIVIDA DESDE LA TRISTEZA
Mar 12 Dic 2023 - 5:41 por Francisco de Sales
» NO TE TOMES NADA COMO ALGO PERSONAL.
Lun 30 Oct 2023 - 17:58 por Francisco de Sales
» ESCAPA DE LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS
Mar 24 Oct 2023 - 22:03 por Francisco de Sales
» ¿QUÉ QUIERO PARA MÍ?
Lun 16 Oct 2023 - 17:38 por Francisco de Sales
» ¡CUÁNTO TIEMPO DE VIDA DESPERDICIAMOS!
Sáb 7 Oct 2023 - 17:59 por Francisco de Sales
» ¿TIENES MIEDO A TOMAR DECISIONES? ¿NO SERÁ QUE A QUIEN TIENES MIEDO ES A TI?
Miér 4 Oct 2023 - 22:21 por Francisco de Sales
» ¿QUÉ PUEDO MEJORAR DE MÍ?
Vie 22 Sep 2023 - 17:50 por Francisco de Sales
» TODOS TENEMOS QUE HACERNOS UN BUEN PLAN DE VIDA.
Sáb 16 Sep 2023 - 4:48 por Francisco de Sales
» ¿POR QUÉ NO TIENES AMOR PROPIO?
Mar 12 Sep 2023 - 17:04 por Francisco de Sales
» CUÁNTAS COSAS HE HECHO DESDE QUE NACÍ.
Vie 8 Sep 2023 - 1:52 por Francisco de Sales
» VIVIR MAL LA VIDA.
Sáb 2 Sep 2023 - 18:08 por Francisco de Sales