De Carbón a Diamante

Invitado Miér 30 Nov 2011 - 12:12

Imagino mientras leo, a mi energia sexual, ahí, en mi hermoso centro sexual, completo, radiante, en armonia con la naturaleza. Mi ser, mi corazón, pide más, quiere elevarse. Mientras veo la luz blanca y brillante en mi centro sexual, respiro profundo, retengo el aire, y veo como sube esa luz radiante hasta mi cerebro, como un rayo, largo el aire, ahhhhhhhhhh. Mi cerebro, se activa, me siento despierto. Tomo aire muy lentamente, sigue subiendo la luz hasta mi corazón, largo el aire. De mi corazón sale está misma luz blanca y cubre todo a mi alrededor. Tengo mucha energia, mucha pasión. Ahora, cierro los ojos por un momento, tomo aire, y la luz blanca, se acumula en mi centro laringeo, permitiendo que la comunicación y la palabra, esté cargada de luz blanca, de armonia, de luz. Siento gratitud hacia Dios, hacia toda la creación, porque me dota de sexo. Me está dando la posibilidad de transformar al carbón, en diamante. Estoy muy agradecido. Siento que la tensión sexual, desaparece poco a poco. Tomo aire de nuevo, y ahora de mi centro sexual divino, asciende a través de mi columna vertebral, esta energia divina de luz blanca, limpiando todas las vertebras y todas las ideas cristalizadas en esta. Esta luz, disuelve la oscuridad y la transforma en luz, sigue subiendo este liquido y llega nuevamente hasta el cerebro, nutriendolo, alimentandolo con creatividad. Tomo aire de nuevo, exhalo. La negatividad, se transforma en amor, las células de mi cuerpo, absorben este amor, mi sangre, circula cargada de amor, y este amor, se distribuye a todos los órganos de mi cuerpo, desde dentro, hacia fuera.....hasta que por mis poros, sale una luz blanca, que se tranforma en mi aura. Estoy agradecido, porque ahora mi aura, es blanca eternamente, ahora, sin necesidad de decir algo, el que entre en contacto conmigo, cambiará su aura, a un aura de color blanco. Se hace una cadena infinita. Cuanta dicha siento. Este es el Reino de Dios. Realmente está dentro de uno!!!. Dios, gracias por ayudarme a cerrar la puerta sexual básica, y abrir la puerta de mi corazón, de mi laringe, de mi cerebro. Me siento suelto, flojo, libre de ego.
Gracias Maestro Jesús, sé que estás en mi corazón.