Será una locura lo que se me ocurrió?

¿Quién teme al 2012?

Todo cuanto
existe está
en permanente
transformación

Tao Prajñananda
Psicólogo
psicoterapeuta transpersonal
y maestro de Yoga integral

Mucho escuchamos y escucharemos acerca del año 2012. Numerosos indicios provenientes de fuentes totalmente independientes entre sí señalan esa fecha como un momento crítico que, como mínimo,
traerá cambios muy profundos y probablemente turbulentos. ¿Extraño?... No, no hay que ser un profeta visionario para advertir que se acercan tiempos complicados. Por ejemplo, el agua está agotándose rápidamente en zonas densamente pobladas, anticipando graves conflictos. El petróleo también se está terminando, poniendo muy nerviosos a los imperios militares. La contaminación es cada vez más insostenible porque la irracional codicia humana la acrecienta día a día, acelerando el cambio climático y haciendo evidente que, aun si sabemos resolver los numerosísimos problemas que nos hemos creado, no será sin dificultad y conflicto.

Pero sucede además que mucho tiempo antes de que todo esto fuera tan evidente, la antigua civilización maya (cuyos calendarios son tan precisos que pueden predecir un eclipse con miles de años de antelación) señaló el día del “alineamiento galáctico” (21 de diciembre de 2012), que ocurre cada 26 mil años y en el que el Sol eclipsa al agujero negro del centro de nuestra galaxia, como el fin de los tiempos y el comienzo de un ciclo tan desconocido que detienen ahí su calendario.

Por otro lado, en la Europa medieval el prolífico profeta Nostradamus hizo muchísimas profecías sobre y hasta esta alineación galáctica de 2012, y desde ahí renunció a decir nada más. En 1995, el matemático Terence Mckenna elaboró unas gráficas con la secuencia de los 64 hexagramas del I-Ching (libro taoísta de sabiduría) y halló que el registro de los tiempos concluía el 21 diciembre 2012.

Además, otros numerosos referentes (como tradiciones orales de algunas tribus indígenas americanas, etcétera) también nos llevan a esa fecha. Sugestivamente, ninguna de estas tradiciones hace referencia explícita al exterminio de la vida en la Tierra ni al fin de la raza humana, sólo a cambios profundos y posiblemente muy accidentados.

También suele haber unanimidad en cuanto a que aquellos que estén preparados saldrán reforzados de todo esto y verán desaparecer muchos de los lastres que les impedían evolucionar, mientras que quienes se aferran a lo antiguo sufrirán especialmente, y que todo esto comenzará a verse claramente, al acercarse el 2012, en forma de gran crisis económica, de fenómenos climáticos extremos (huracanes, tsunamis, tornados, etcétera), que efectivamente ya estamos viendo.

Pero, ¿cómo debemos nosotros interpretar todo esto?, ¿cómo debemos actuar nosotros ante todo esto?...

Antes que nada debemos comprender que el presente es siempre mucho más importante que cualquier hipotético porvenir. Todos los futuros son posibles y nuestra experiencia de ellos dependerá inexorablemente de lo que sembremos en el presente. Por lo tanto, independientemente de sucesos posibles, debemos reconocer la verdad eterna aquí y ahora (esa verdad que no depende de ningún suceso sino que los genera). Esta verdad nos dice, por ejemplo, que todo cuanto existe está en permanente transformación (los seres humanos tratamos de negar este hecho y nos resistimos a los cambios). Esa verdad también nos dice que en todo el universo nunca hubo nada de dónde agarrarse, y que lo único estable es nuestro espíritu, nuestro maestro interior, que es uno con Dios, y que es lo único que nos puede llevar a través de los cambios flotando sobre las aguas más turbulentas y haciéndonos evolucionar con cada experiencia, pero sólo si elegimos conectarnos con él. Y éste es a la vez el requisito que nos señalan las profecías y nuestro trabajo necesario para salir reforzados de aquel proceso de cambio, para poder contribuir posteriormente a la transformación de la humanidad, de la vida y del planeta.

Si nos preparamos de este modo, y en el peor de los casos no sobreviviéramos a las turbulencias que se anuncian, cuando abandonemos el cuerpo físico y cambiemos de dimensión llegaremos en las mejores condiciones para residir en espacios de alta frecuencia vibratoria, de gran paz, amor y luz, y tendremos mucho más poder para utilizarlo en beneficio de la liberación de los seres sintientes.

Si, por otro lado, se produjeran cambios cataclísmicos que no fueran letales pero que promovieran la evolución de la vida en el planeta, estaríamos también en las mejores condiciones para aprovechar el cambio si nos hemos preparado. Y si finalmente (como es muy posible) no sucediera nada especial en esa fecha, más allá de lo muchísimo que está viéndose venir ya, y si nosotros nos preparamos adecuadamente, el año 2012 nos encontrará serenos, confiados, poderosos, lúcidos y compasivos. ¿Qué más podríamos desear?... Por lo tanto, amigo/a, trabaja incansablemente en tu propia evolución, no temas a los cambios, reverencia y escucha a tu maestro interior y a tu intuición, no te inhibas ni bloquees por temor a “autoridades” externas, a creencias antiguas o a “opiniones expertas”. Practica yoga y meditación, que son las herramientas evolutivas más poderosas que existen, lee y relee a los maestros de conciencia (como Ekhart Tolle, por ejemplo). Y sobre todo, no lo olvides, Dios vive en ti como tú, así que confía en tus infinitas posibilidades porque, como siempre se ha dicho y nunca ha sido más cierto, “el futuro está en tus manos”. TM

www.yogavalencia.com
www.psicologiatranspersonal.org

Mir escribió:Graciasss Apolonio!!! Muy esclarecedor lo que has dejado!!

Gracias.